viernes, 23 de abril de 2010

MATERIAL DE APOYO A LA COMPRENSIÓN DEL EVANGELIO DEL 25 DE ABRIL 2010



Evangelio:


Lectura del santo evangelio según San Juan (10,27-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
Palabra del Señor
.
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
San Juan (10,27-30)

ESCUCHAR SU VOZ Y SEGUIR SUS PASOS

La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.

Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Sólo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz… y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.

Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. Juan XXIII dijo en una ocasión que “la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca”. En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.

Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.

Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una “religión burguesa” que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.

La aventura consiste en creer lo que el creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.

Si quienes viven perdidos, solos o desorientados, pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.
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Primera Lectura
Salmo
Segunda Lectura
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Si quieres utilizar los dibujos de Patxi Velasco para Catequesis, Carteles, etc…, puedes descargarlos aquí:


Evangelio del Domingo por Odres Nuevos
4º Domingo de Pascua (Ciclo C)Domingo, 25 de abril de 2.010
“Somos UNO cuidando el rebaño”

Evangelio:
Lectura del santo evangelio según San Juan (10,27-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
Palabra del Señor
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Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
San Juan (10,27-30)
ESCUCHAR SU VOZ Y SEGUIR SUS PASOS
La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.

Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Sólo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz… y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.
Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. Juan XXIII dijo en una ocasión que “la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca”. En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.
Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.
Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una “religión burguesa” que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.
La aventura consiste en creer lo que el creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.
Si quienes viven perdidos, solos o desorientados, pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.
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Primera Lectura
Salmo
Segunda Lectura
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Descárgate el Evangelio del Domingo y el Comentario en pdf, para llevarlo y reflexionarlo donde tú quieras:

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http://odresnuevos.wordpress.com/
http://odresnuevos.wordpress.com/evangelio-domingos/

HOMILIA CUARTO DOMINGO DE PASCUA. ABRIL 2010


El Cordero que está delante del Trono será su Pastor


Hechos, 13, 14.43-52; Sal. 99; Apoc. 7, 9.14-17; Jn. 10, 27-30


MATERIAL ENVIADO POR EL PRESBÍTERO PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE TENERIFE ESPAÑA.


‘Porque el Cordero que está delante del Trono será su Pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos…’ nos dice el libro del Apocalipsis.Celebramos en este cuarto domingo de Pascua a Cristo Buen Pastor; Cristo es el Cordero inmolado que se ofrece y se inmola para quitar el pecado el mundo, pero al mismo tiempo es el Pastor que nos guía y nos conoce, nos alimenta y da su vida por nosotros, de lo que nos habla el Evangelio.

Conducirá a su rebaño, como decía el Apocalipsis, ‘hacia las fuentes de aguas vivas’. Cuántas veces hemos rezado el salmo ‘el Señor es mi pastor, nada me puede faltar, en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia las fuentes tranquilas y repara mis fuerzas’.Toda la liturgia de este domingo está impregnada de este sentido porque en las oraciones repetidamente nos habla del ‘rebaño adquirido por la sangre de Cristo’, y pedimos que podamos ‘tener parte en la admirable victoria de su pastor’.


Por su parte los prefacios nos hablan de Cristo, ‘nuestra Pascua que ha sido inmolada y no cesa de ofrecerse por nosotros y de interceder por todos’, porque ‘inmolado ya no vuelve a morir, sacrificado, vive para siempre’. ‘Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño’, decíamos en el salmo. Todo esto me hace hacerme la siguiente reflexión.


Como miembros del pueblo de Dios sentimos también en nuestro interior y desde nuestra unión con Cristo la urgencia y la inquietud por la vida y el crecimiento de ese pueblo de Dios, porque a todos los hombres sea anunciado el nombre de Jesús. Tarea no siempre fácil, por nuestra debilidad y condición pecadora que no siempre hacemos atrayente para los demás nuestra forma imperfecta de vivir la salvación que Cristo nos ofrece, y porque no siempre encontramos un campo bien dispuesto que quiera aceptar la semilla del evangelio que nosotros queramos sembrar.


En la primera lectura, los Hechos de los Apóstoles, se nos narra la tarea evangelizadora que hacen Pablo y Bernabé en lo que llamamos el primer viaje apostólico y misionero de Pablo. Encontramos reacciones muy contrapuestas porque en lo que al principio podría parecer un éxito grande en tantos que escuchaban con agrado la predicación de Pablo y Bernabé, pronto se tornaba sombrío el ambiente cuando muchos dejándose arrastrar por la envidia se oponen con insultos y persecuciones a la predicación de los apóstoles; todo ello hará que se dirijan más a los gentiles que a los judíos y que luego tengan que marchar a otros sitios a proseguir su acción misionera porque allí no todos los aceptaban.


Es la tarea que, en medio de dificultades y también persecuciones de todo tipo, la Iglesia ha seguido realizando a través de los tiempos, y quiere seguir realizando hoy. Es toda la tarea misionera y pastoral que realiza la Iglesia. Como decíamos, no siempre es fácil. Porque nuestro mundo es como aquel tan diverso campo donde era sembrada la semilla en la parábola del sembrador que Jesús nos propone. Tierra endurecida por pisoteada, tierra llena de pedruscos o de abrojos y zarzales, y tierra buena aunque no siempre labrada con la misma intensidad en todas sus parcelas.Se traduce en las dificultades diversas que se encuentran para hacer el anuncio de la Buena Nueva, porque a muchos no les interesa escuchar el mensaje, otros se encuentran bien – o eso les parece – como están y dicen no necesitar de esa novedad del evangelio para trasformar sus vidas, y en muchas ocasiones vamos a encontrar el rechazo y hasta la persecución que nos puede llegar bajo las más sutiles formas.Pero el creyente en Jesús no se puede rendir ni echar para atrás por muy difícil que sea la tarea y aunque le lleguen incluso persecuciones. Estamos participando de la misión y de la obra de Jesús, y ya sabemos bien cómo El llega a subir al calvario y a la cruz.


En el texto del Apocalipsis hoy encontramos más razones para la fortaleza y la esperanza, que es contemplar la gloria de Dios y a esa muchedumbre inmensa con vestiduras blancas y palmas en sus manos. ‘Son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero’ y por eso ahora participan ya de la gloria del Señor, del triunfo del Señor en el cielo. Recordemos cómo pedíamos en la oración que ‘el débil rebaño de los que seguimos a Jesús tengamos parte en la admirable victoria de su pastor’. No nos puede faltar la esperanza y la valentía para seguir haciendo el anuncio del mensaje cristiano.Cuando estamos celebrando este domingo del Buen Pastor y reflexionando sobre esta tarea evangelizadora y pastoral de la Iglesia se nos invita a mirar a quienes de una manera especial realizan esta acción pastoral en la vida sacerdotal y/o en la consagración de la vida religiosa. En otras épocas este domingo del Buen Pastor era algo así como el día del párroco por esa labor de pastor que realiza en las comunidades parroquiales.Hoy se convierte en una Jornada vocacional, una Jornada de especial oración por las vocaciones, vocación a la vida sacerdotal y a la vida religiosa o consagrada. ‘El testimonio suscita vocaciones’, es el lema que se nos propone este año y sobre el que gira el mensaje del Papa para esta Jornada.


Yo diría que es una llamada a nosotros, los sacerdotes y a todos los consagrados al Señor, para que demos ese buen olor de Cristo, ese testimonio claro para que muchos puedan sentir también la llamada del Señor en su corazón para vivir igualmente una vida de servicio a Dios y a la Iglesia en esa especial vocación sacerdotal o religiosa.Tendría que ser también una llamada a todos los cristianos para que, valorando la vida de entrega de los sacerdotes y religiosos y religiosas, oren al Señor para que sintamos la fuerza divina de la gracia que nos haga fieles, ejemplares para los demás en el seguimiento del Señor y en la vivencia de nuestra vocación y nuestros específicos carismas, lleguemos a dar ese testimonio que suscite vocaciones. Es una Jornada, pues, para orar intensamente al Dueño de la mies para que envíe operarios a su mies. La oración intensa del pueblo cristiano alcanzará esa gracia del Señor para la Iglesia. Que importante la oración de los enfermos, de los ancianos, de las personas que viven la cruz del dolor y del sufrimiento, de la soledad y del abandono, para hacer esa hermosa ofrenda al Señor uniéndose a la pasión y cruz de Cristo para pedir por las vocaciones. Un pueblo cristiano que ora por las vocaciones, porque valora y tiene en su justo valor ese ministerio en medio de la Iglesia, será un pueblo que se verá enriquecido con muchas llamadas del Señor en su seno.

INTERESANTE MATERIAL DE LECTURA Y REFLEXIÓN. ABRIL 2010


Interpretación del Apocalipsis.


(Mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)


26 de julio de 1976


Fiesta de San Joaquín y Santa AnaMi tiempo.“Mi tiempo, hijos míos, no se mide por días. Mi tiempo se mide sólo por los latidos de mi Corazón de Madre. Cada latido de mi Corazón marca un nuevo día de salvación y de misericordia para vosotros, mis pobres hijos.Por esto os invito a vivir solamente de confianza. Vuestro tiempo debe medirse por la confianza en el amor misericordioso del Padre y en la acción de vuestra Madre del Cielo.

De esta confianza vivieron mis padres, Ana y Joaquín, que hoy la Iglesia recuerda y los pone como ejemplo. De esta confianza vivieron todos los Santos y todos los amigos de Dios. De esta sola confianza se ha servido siempre el Omnipotente para realizar en cada época Su designio. Con frecuencia lo ha realizado aun contra toda esperanza, en el momento en que nadie lo hubiera creído. Así aconteció en el gran designio que Dios cumplió a través de estas dos humildes y pobres criaturas, que el Padre llamó para preparar el nacimiento de vuestra Madre celestial. Y vuestra Madre fue llamada a esperar contra la misma apariencia de las cosas, para entregarse sólo a la confianza total en la Palabra de Dios.

Llegó a ser así la Madre del Verbo y os entregó a su Hijo Jesús. Ahora os he anunciado el triunfo de mi Corazón Inmaculado y la necesaria y dolorosa purificación que debe precederlo. Os he dicho también que éste es el tiempo de la purificación, que éstos son los años de mi triunfo. Pero no indaguéis el momento escudriñando el futuro y contando los años, meses y días. Así sois presa de la ansiedad y de la turbación y malgastáis vuestro tiempo que es tan precioso.

No es de esta forma, hijos predilectos, como se mide mi tiempo; se mide sólo por vuestra confianza en Mí, que os preparo para ser instrumentos elegidos por Mí y formados para realizar en este tiempo el triunfo de mi Corazón Inmaculado.” 7 de agosto de 1976 Primer sábado de mes Sólo con el Papa. “Hoy, de todas partes del mundo, llega el homenaje, tan grato a mi Corazón Inmaculado, de los Sacerdotes a Mí consagrados, de vosotros, hijos de mi predilección materna. Dejaos siempre conducir por Mí y no sentiréis el peso de vuestras dificultades cotidianas.

Os quiero en mis brazos, totalmente abandonados a mi Corazón Inmaculado, porque así podéis caminar hacia la meta que he fijado para cada uno de vosotros. Ya os he indicado cuál es esta meta: hacer de vosotros Sacerdotes según el Corazón de Jesús. Debéis ser verdaderamente “Jesús hoy”, para los hombres de vuestro tiempo. Jesús que habla, y diréis así sólo la Verdad. La Verdad contenida en el Evangelio y garantizada por el Magisterio de la Iglesia. Hoy, cuando la oscuridad desciende sobre todas las cosas y el error se propaga cada vez más en la Iglesia, debéis orientar a todos a la fuente de la que Jesús hace brotar sus palabras de verdad: el Evangelio confiado a la Iglesia jerárquica, a saber, al Papa y a los Obispos a Él unidos.

No a cada Sacerdote aisladamente, no a cada Obispo aisladamente; sino sólo a los Sacerdotes y a los Obispos unidos con el Papa. Hoy hiere mucho y aflige a mi Corazón de Madre de la Iglesia el escándalo, aún de los Obispos, que no obedecen al Vicario de mi Hijo y arrastran a un gran número de mis pobres hijos por el camino del error. Por eso hoy debéis proclamar a todos con vuestra palabra que Jesús sólo a Pedro ha constituido fundamento de su Iglesia y custodio infalible de la Verdad. Hoy el que no está con el Papa no logrará permanecer en la Verdad.

Las seducciones del Maligno han llegado a ser tan insidiosas y peligrosas, que logran engañar a cualquiera. Pueden caer incluso los buenos. Pueden caer también los maestros y sabios. Pueden caer los Sacerdotes y hasta los Obispos. No caerán jamás los que estén siempre con el Papa. He ahí por qué quiero hacer de vosotros un ejército ordenado, atento, obediente y dócil también a los deseos de este mi primer hijo predilecto, del Vicario de mi Hijo Jesús. Jesús que obra: debéis, sobre todo, revivir a Jesús en vuestra vida y ser sólo Evangelio vivido. Por esto os hago cada vez más pobres, más humildes, más puros, más pequeños. No temáis entregaros completamente a Mí.

Soy Madre suya y vuestra y no sé hacer por vosotros otra cosa que ayudaros a nacer y a crecer como otros pequeños Jesús para la salvación de todos mis hijos. Cuando este ejército de Sacerdotes esté presto, entonces será el momento en que aplastaré la cabeza de mi Adversario y el mundo renovado gozará de la alegría de este triunfo de mi Corazón de Madre.” 25 de septiembre de 1976 Por esto os hablo. “Si sois pequeños escucharéis siempre mi Voz. Hijos míos predilectos, no os dejéis seducir por tantas voces como hoy se oyen. Mi Adversario os engaña con las ideas y os confunde con las palabras. Estáis como sumergidos en un mar de palabras que aumenta cada vez más y que todo lo cubre. Se repite el hecho descrito en la Biblia de la torre de Babel. Hoy vivís de nuevo el drama de la confusión de lenguas. Vuestras mismas palabras os confunden. Vuestras mismas voces os impiden entenderos. Hoy más que nunca es necesario escuchar mi Voz.

Por eso os hablo. Os hablo para ayudaros a salir de la confusión creada hoy por vuestras mismas palabras. Y así, como Madre, os conduzco dulcemente a escuchar la sola Palabra del Padre. Esta Palabra se hace carne y vida en mi purísimo seno. Mi Corazón se abrió para acogerlo y lo guardé como un tesoro precioso.

Os hablo porque hoy es necesario escuchar Su palabra. Es necesario acogerla y custodiarla celosamente. Sólo la palabra de mi Hijo es la que os quiero hacer oír. Hoy su misma voz está como oscurecida: es la Palabra del Padre, es mi Hijo Jesús a quien ya no se quiere escuchar. Su palabra, tan claramente contenida en el Evangelio, está hoy como sumergida por muchas otras voces meramente humanas. Habéis compuesto un evangelio para vosotros con vuestras palabras. Vosotros, hijos míos predilectos, debéis escuchar y anunciar la sola palabra de mi Hijo tal como está dicha en Su Evangelio.

Os habla la Iglesia. Pero sobre cuanto Ella os dice cada uno quiere decir su palabra y así se propaga la inseguridad y la confusión. La Iglesia está más que nunca desgarrada por esta verdadera confusión de lenguas. Os hablo para deciros cuál es la palabra que hoy debéis escuchar en la Iglesia: la del Papa, la de los Obispos a Él unidos. Cada vez aumentan más las tinieblas y os hablo para ser vuestra luz. Se difunde el error y os hablo, hijos míos predilectos, porque estáis llamados a permanecer en la Verdad. Vosotros, ministros de la Palabra; vosotros, anunciadores de la Verdad. El mañana se presenta angustioso y os hablo para invitaros a la confianza, al completo abandono en mi Corazón de Madre.

Un estrépito ensordecedor de voces, confunde cada vez más todas las cosas. Os hablo para pediros el silencio, el sufrimiento, la oración. Os hablo para pediros hoy las cosas que son más preciosas para Mí: cada día recojo vuestra oración y vuestro sufrimiento y los deposito Yo misma en el cáliz de mi Corazón Inmaculado y los ofrezco a la Justicia de Dios que pide ser aplacada. Así hoy todo puede ser salvado aún: por esto os hablo. Hijos predilectos, no cerréis vuestro corazón a estas palabras mías.

El designio del Padre ha condicionado mucho de lo que está por venir, a que mis palabras sean aceptadas o rechazadas. Todavía la purificación puede ser alejada y abreviada. Todavía muchos dolores os pueden ser ahorrados. Escuchadme, hijos, con sencillez. Si sois pequeños, entonces me oiréis y me escucharéis. Los niños conocen muy bien la voz de su Madre. Felices los que aún me escuchan. Ellos recibirán hoy la luz de la Verdad y obtendrán del Señor el don de la Salvación.”


TOMADO DESDE EL ESPACIO INTERNET:


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