viernes, 23 de abril de 2010

INTERESANTE MATERIAL DE LECTURA Y REFLEXIÓN. ABRIL 2010


Interpretación del Apocalipsis.


(Mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)


26 de julio de 1976


Fiesta de San Joaquín y Santa AnaMi tiempo.“Mi tiempo, hijos míos, no se mide por días. Mi tiempo se mide sólo por los latidos de mi Corazón de Madre. Cada latido de mi Corazón marca un nuevo día de salvación y de misericordia para vosotros, mis pobres hijos.Por esto os invito a vivir solamente de confianza. Vuestro tiempo debe medirse por la confianza en el amor misericordioso del Padre y en la acción de vuestra Madre del Cielo.

De esta confianza vivieron mis padres, Ana y Joaquín, que hoy la Iglesia recuerda y los pone como ejemplo. De esta confianza vivieron todos los Santos y todos los amigos de Dios. De esta sola confianza se ha servido siempre el Omnipotente para realizar en cada época Su designio. Con frecuencia lo ha realizado aun contra toda esperanza, en el momento en que nadie lo hubiera creído. Así aconteció en el gran designio que Dios cumplió a través de estas dos humildes y pobres criaturas, que el Padre llamó para preparar el nacimiento de vuestra Madre celestial. Y vuestra Madre fue llamada a esperar contra la misma apariencia de las cosas, para entregarse sólo a la confianza total en la Palabra de Dios.

Llegó a ser así la Madre del Verbo y os entregó a su Hijo Jesús. Ahora os he anunciado el triunfo de mi Corazón Inmaculado y la necesaria y dolorosa purificación que debe precederlo. Os he dicho también que éste es el tiempo de la purificación, que éstos son los años de mi triunfo. Pero no indaguéis el momento escudriñando el futuro y contando los años, meses y días. Así sois presa de la ansiedad y de la turbación y malgastáis vuestro tiempo que es tan precioso.

No es de esta forma, hijos predilectos, como se mide mi tiempo; se mide sólo por vuestra confianza en Mí, que os preparo para ser instrumentos elegidos por Mí y formados para realizar en este tiempo el triunfo de mi Corazón Inmaculado.” 7 de agosto de 1976 Primer sábado de mes Sólo con el Papa. “Hoy, de todas partes del mundo, llega el homenaje, tan grato a mi Corazón Inmaculado, de los Sacerdotes a Mí consagrados, de vosotros, hijos de mi predilección materna. Dejaos siempre conducir por Mí y no sentiréis el peso de vuestras dificultades cotidianas.

Os quiero en mis brazos, totalmente abandonados a mi Corazón Inmaculado, porque así podéis caminar hacia la meta que he fijado para cada uno de vosotros. Ya os he indicado cuál es esta meta: hacer de vosotros Sacerdotes según el Corazón de Jesús. Debéis ser verdaderamente “Jesús hoy”, para los hombres de vuestro tiempo. Jesús que habla, y diréis así sólo la Verdad. La Verdad contenida en el Evangelio y garantizada por el Magisterio de la Iglesia. Hoy, cuando la oscuridad desciende sobre todas las cosas y el error se propaga cada vez más en la Iglesia, debéis orientar a todos a la fuente de la que Jesús hace brotar sus palabras de verdad: el Evangelio confiado a la Iglesia jerárquica, a saber, al Papa y a los Obispos a Él unidos.

No a cada Sacerdote aisladamente, no a cada Obispo aisladamente; sino sólo a los Sacerdotes y a los Obispos unidos con el Papa. Hoy hiere mucho y aflige a mi Corazón de Madre de la Iglesia el escándalo, aún de los Obispos, que no obedecen al Vicario de mi Hijo y arrastran a un gran número de mis pobres hijos por el camino del error. Por eso hoy debéis proclamar a todos con vuestra palabra que Jesús sólo a Pedro ha constituido fundamento de su Iglesia y custodio infalible de la Verdad. Hoy el que no está con el Papa no logrará permanecer en la Verdad.

Las seducciones del Maligno han llegado a ser tan insidiosas y peligrosas, que logran engañar a cualquiera. Pueden caer incluso los buenos. Pueden caer también los maestros y sabios. Pueden caer los Sacerdotes y hasta los Obispos. No caerán jamás los que estén siempre con el Papa. He ahí por qué quiero hacer de vosotros un ejército ordenado, atento, obediente y dócil también a los deseos de este mi primer hijo predilecto, del Vicario de mi Hijo Jesús. Jesús que obra: debéis, sobre todo, revivir a Jesús en vuestra vida y ser sólo Evangelio vivido. Por esto os hago cada vez más pobres, más humildes, más puros, más pequeños. No temáis entregaros completamente a Mí.

Soy Madre suya y vuestra y no sé hacer por vosotros otra cosa que ayudaros a nacer y a crecer como otros pequeños Jesús para la salvación de todos mis hijos. Cuando este ejército de Sacerdotes esté presto, entonces será el momento en que aplastaré la cabeza de mi Adversario y el mundo renovado gozará de la alegría de este triunfo de mi Corazón de Madre.” 25 de septiembre de 1976 Por esto os hablo. “Si sois pequeños escucharéis siempre mi Voz. Hijos míos predilectos, no os dejéis seducir por tantas voces como hoy se oyen. Mi Adversario os engaña con las ideas y os confunde con las palabras. Estáis como sumergidos en un mar de palabras que aumenta cada vez más y que todo lo cubre. Se repite el hecho descrito en la Biblia de la torre de Babel. Hoy vivís de nuevo el drama de la confusión de lenguas. Vuestras mismas palabras os confunden. Vuestras mismas voces os impiden entenderos. Hoy más que nunca es necesario escuchar mi Voz.

Por eso os hablo. Os hablo para ayudaros a salir de la confusión creada hoy por vuestras mismas palabras. Y así, como Madre, os conduzco dulcemente a escuchar la sola Palabra del Padre. Esta Palabra se hace carne y vida en mi purísimo seno. Mi Corazón se abrió para acogerlo y lo guardé como un tesoro precioso.

Os hablo porque hoy es necesario escuchar Su palabra. Es necesario acogerla y custodiarla celosamente. Sólo la palabra de mi Hijo es la que os quiero hacer oír. Hoy su misma voz está como oscurecida: es la Palabra del Padre, es mi Hijo Jesús a quien ya no se quiere escuchar. Su palabra, tan claramente contenida en el Evangelio, está hoy como sumergida por muchas otras voces meramente humanas. Habéis compuesto un evangelio para vosotros con vuestras palabras. Vosotros, hijos míos predilectos, debéis escuchar y anunciar la sola palabra de mi Hijo tal como está dicha en Su Evangelio.

Os habla la Iglesia. Pero sobre cuanto Ella os dice cada uno quiere decir su palabra y así se propaga la inseguridad y la confusión. La Iglesia está más que nunca desgarrada por esta verdadera confusión de lenguas. Os hablo para deciros cuál es la palabra que hoy debéis escuchar en la Iglesia: la del Papa, la de los Obispos a Él unidos. Cada vez aumentan más las tinieblas y os hablo para ser vuestra luz. Se difunde el error y os hablo, hijos míos predilectos, porque estáis llamados a permanecer en la Verdad. Vosotros, ministros de la Palabra; vosotros, anunciadores de la Verdad. El mañana se presenta angustioso y os hablo para invitaros a la confianza, al completo abandono en mi Corazón de Madre.

Un estrépito ensordecedor de voces, confunde cada vez más todas las cosas. Os hablo para pediros el silencio, el sufrimiento, la oración. Os hablo para pediros hoy las cosas que son más preciosas para Mí: cada día recojo vuestra oración y vuestro sufrimiento y los deposito Yo misma en el cáliz de mi Corazón Inmaculado y los ofrezco a la Justicia de Dios que pide ser aplacada. Así hoy todo puede ser salvado aún: por esto os hablo. Hijos predilectos, no cerréis vuestro corazón a estas palabras mías.

El designio del Padre ha condicionado mucho de lo que está por venir, a que mis palabras sean aceptadas o rechazadas. Todavía la purificación puede ser alejada y abreviada. Todavía muchos dolores os pueden ser ahorrados. Escuchadme, hijos, con sencillez. Si sois pequeños, entonces me oiréis y me escucharéis. Los niños conocen muy bien la voz de su Madre. Felices los que aún me escuchan. Ellos recibirán hoy la luz de la Verdad y obtendrán del Señor el don de la Salvación.”


TOMADO DESDE EL ESPACIO INTERNET:


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