domingo, 20 de diciembre de 2009

HOMILIA CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2009


Ojalá pudiéramos ir a la casa de la montaña para aprender a recibir a Dios.


Miq. 5, 2-5Sal. 79Heb. 10, 5-10Lc. 1, 39-45


Gentileza del Padre Carmelo Hernández de España.


Ojalá pudiera ir a la casa de la montaña – a casa de Isabel – para aprender de ella y de María a recibir a Dios.


Es lo que siento en estos momentos al escuchar el evangelio de la visita de María a su prima Isabel en estos días previos a la Navidad. Lo que nos narra hoy el evangelio es grande y hermoso. Las actitudes que descubrimos en ambas mujeres, María e Isabel, son las mejores para acoger al Señor que viene a nosotros.‘María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel’.


Un primer detalle, ‘se puso en camino y fue aprisa a la montaña’, corriendo casi, podríamos decir. La carrera y la prisa del amor. Como la del padre que corrió al encuentro del hijo que volvía, como Zaqueo que corre adelante para poder ver al Señor, como los discípulos Pedro y Juan hasta el sepulcro para comprobar que estaba vacío y que Cristo había resucitado. ¿Correremos nosotros al encuentro del Señor que viene? ¿Correremos con el mismo amor de María?Si grande era la fe, el amor, la humildad de María – no es necesario que recordemos de nuevo la escena de la Anunciación para destacar toda esa fe, amor y humildad en María – en la montaña nos vamos a encontrar a una mujer de fe, una mujer humilde, una mujer que tiene la visión de Dios, una mujer que se va a dejar inundar por la presencia del Espíritu. ‘¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?’ es la pregunta que se hace Isabel.


‘Se llenó del Espíritu Santo’, dice el evangelista y se puso a gritar. Es capaz de descubrir quién es María, no sólo la prima que ha venido de la lejana Nazaret para ayudarla en estos días, sino que es ‘la madre de mi Señor’. ¿Cómo pudo descubrirlo? Podía tener esa visión de fe porque estaba llena del Espíritu. Pero nos encontramos también con su humildad. Serán los humildes y los sencillos los que verán a Dios, de los que es el Reino de Dios; será a los humildes y a los sencillos a los que se revele Dios. Será en lo pequeño y en lo humilde donde se nos manifieste Dios y donde Dios quiere venir a nosotros. El profeta nos ha hablado de Belén, ‘pequeña entre las aldeas de Judá’ para señalarnos el lugar donde había de nacer el Mesías. Este texto es el que consultarán los entendidos de Jerusalén cuando vengan aquellos magos de oriente preguntando por el lugar donde había de nacer el Rey de los judíos.


‘De ti saldrá el jefe de Israel’, continuaba diciendo la profecía. Y en Belén, pobre entre los pobres y en el lugar más humilde dentro de pocos vamos a contemplar el nacimiento de Jesús, Dios hecho hombre para nuestra salvación.Todo serán bendiciones y alabanzas. ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!’, es la primera exclamación y alabanza. ‘Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá’, continúa con sus bendiciones para María. La Palabra del Señor es fiel y siempre se cumplirá nos viene a enseñar también Isabel. Todo es alegría y gozo. Hasta la criatura saltará de gozo en el seno de Isabel. ‘En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre’, reconocerá Isabel. Con María llegaba la gracia de Dios y el Señor iba realizando maravillas como las realiza El siempre en los pequeños, los pobres y los humildes. María es la portadora de Dios a quien lleva en su seno encarnado para hacerse hombre y para ser Dios con nosotros. Por eso, en esos milagros de Dios, aquel que iba a ser el precursor, el que preparase los caminos del Señor, allá en el seno de su madre mostraba también su alegría porque aquel a quien él anunciaría ya estaba en medio de nosotros aunque no todos aún pudieran reconocerlo. ‘En medio de vosotros está y no lo reconocéis’, nos diría más tarde allá en la orilla del Jordán.La liturgia de este último domingo de Adviento toda ella es una invitación ‘a prepararnos con tanto mayor fervor el nacimiento de Jesús cuanto más se acerca la fiesta de la Navidad’. Nos ayudan las oraciones, la Palabra de Dios proclamada, todo el sentido de la liturgia.


En el prefacio diremos que ‘el Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza’.Corramos, pues, como Zaqueo y los discípulos porque queremos conocer y descubrir al Señor que llega a nosotros en esta Navidad. Porque el Señor corre también a nuestro encuentro para ofrecernos el abrazo de su amor y su gracia salvadora. Pues bien, imitemos los valores y las virtudes que hoy hemos descubierto en la montaña, tanto en María como en Isabel. Que resplandezca así nuestra fe y nuestro amor. Que nos abramos en verdad al misterio de Dios que vamos a celebrar. Que estemos atentos a su llegada. Que nos dejemos conducir por su Espíritu y como María y como Isabel nos dejemos inundar por El. Que nos encuentre el Señor vigilantes y en oración porque sólo así podremos descubrirle y conocerle, conocer también cuál es su voluntad para nosotros. ‘Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad’. Es lo que nos pide el Señor. No son ofrendas de cosas, holocaustos ni sacrificios lo que Dios nos pide. Eso quizá sería fácil. La ofrenda de nuestro yo, de nuestra voluntad para pensar sólo en lo que es la voluntad de Dios es más costosa. Pero es la ofrenda verdadera de nuestro corazón que será acepta a Dios. Y esa voluntad de Dios pasa por los caminos de la fe y del amor. De la fe para reconocerle y aceptarle. Del amor porque es nuestro corazón lo que el Señor nos pide y en esos caminos del amor verdadero vamos a encontrarle. María cuando se llenó de Dios, cuando se dejó inundar por el Espíritu Santo para que en ella naciera Dios hecho hombre, ya no pudo estarse quieta y se puso a correr por los caminos para llevar amor, para buscar donde amar y servir, para llevar así a Dios a los demás. Son las carreras – ‘fue deprisa a la montaña’ – que hoy vemos hacer a María para llegar pronto a casa de Isabel para servir, para mostrar su amor y, repito, para llevar a Dios.


Nos queremos preparar con fervor al próximo nacimiento de nuestro redentor. Ya sabemos, pues, donde tenemos que poner nuestro fervor. Hemos purificado nuestro corazón o vamos a hacerlo próximamente en el sacramento de la Penitencia para que sea digna morada de Cristo que quiere nacer en nosotros, pero ahora tenemos que llenarlo con las obras de nuestro amor, con nuestro servicio, con nuestras buenas actitudes de acogida, de perdón y de comprensión para con los otros, con la generosidad de nuestro compartir y nadie pase necesidad ni tristeza, y así para todos, como María, seamos también portadores de Dios.Vayamos, pues, a la casa de la montaña, como decíamos al principio de nuestra reflexión, para aprender de María y de Isabel la mejor manera de prepararnos para recibir al Señor.

domingo, 6 de diciembre de 2009

HOMILIA DEL EVANGELIO DEL II DOMINGO DE ADVIENTO 2009



Vino hoy la Palabra del Señor y todos verán la salvación de Dios




Baruc, 5, 1-9; Sal.125; Filp. 1, 4-6.8-11; Lc. 3, 1-6


Material Diseñado por el Presbítero Padre Carmelo Hernández de Tenerife España


La Palabra de Dios no tiene fecha de caducidad; pero la Palabra de Dios sí tiene una fecha de realización. ¿Cuál es esta fecha? Hoy.


Es el hoy salvador de Dios en mi vida. Es el hoy en que me llega esta Palabra de Dios que me anuncia un mensaje de salvación y me da la salvación. Mañana será camino de plenitud total.Hemos escuchado en el principio del evangelio: ‘En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea…’ y así ha seguido dándonos los datos concretos históricos y religiosos del mundo y del pueblo de Israel de aquel momento concreto, ‘…vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto’.


Pensemos en nuestro momento histórico y religioso, a nivel personal y como comunidad, pues hoy, viene la Palabra de Dios sobre nosotros, sobre ti y sobre mí, aquí cuando esta mañana estamos viviendo esta celebración de la Eucaristía – quienes leen esta reflexión por otro medio distinto de la celebración, por ejemplo, por correo electrónico o en el blogs de internet u otros medios, sientan de la misma manera este hoy de la Palabra que llega a su vida -. Vivimos nuestras circunstancias concretas, con nuestra historia personal concreta, pero a nosotros personalmente nos ama el Señor y a nosotros personalmente nos llega esta Palabra que el Señor tiene que decirnos, y además en esta comunidad concreta donde vivimos y celebramos nuestra fe.


La Palabra que el Señor nos dirige en este segundo domingo de Adviento sigue siendo una invitación a la esperanza y a preparar nuestro corazón al Señor que llega a nuestra vida. Una esperanza que nos llena de alegría, porque así es en toda verdadera esperanza. Tenemos la certeza del Señor que llega a nuestra vida y realiza maravillas en nosotros. Nos invita a despojarnos, como nos dice Baruc ‘del vestido de luto y de aflicción y vestir las galas perpetuas de la gloria que Dios nos da; envuélvete, nos dice, en el manto de la justicia de Dios y ponte a la cabeza la diadema de la gloria perpetua…’¿Cuáles son esos vestidos de luto y aflicción? Lejos de nosotros la desesperanza, la tristeza depresiva, las miradas negativas, las actitudes pasivas y paralizantes, los lamentos compulsivos.




Quien cree y espera en el Señor no puede cargar de tintes negros su vida sino que en el esperanza, por muy duros y difíciles que sean los momentos por los que haya que pasar, tenemos una certeza en el corazón que nos hará caminar con ilusión y con coraje. Estamos seguros de quien nos fiamos; estamos seguros de la salvación que Dios nos ofrece. Son otras las vestiduras con que hemos de vestirnos y adornar nuestra vida, ‘galas perpetuas de la gloria de Dios… manto de la justicia de Dios… diadema de gloria perpetua…’ nos decía el profeta. Esa justicia de Dios es su santidad y su gracia, su misericordia y su benevolencia, su luz y su esperanza, su perdón y su vida, la vida nueva que nos da.


Es un querer vestirme de Cristo, de su gracia, de sus virtudes, de su justicia, de su santidad. Es vestirme de su amor para llenar mi corazón de solidaridad, misericordia, compasión. Como decía Pablo en la carta a los Filipenses: ‘ésta es mi oración: que vuestra comunidad de amor vaya creciendo más y más en penetración y sensibilidad’. Así vayamos creciendo nosotros en amor y santidad.Todo esto nos está pidiendo una actitud de conversión profunda en nuestro corazón. Hemos escuchado a Juan el Bautista, ‘que recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en los oráculos del profeta Isaías…’ Ya el evangelista nos señala que Juan es el anunciado por el profeta como ‘la voz que clama en el desierto’ para preparar los caminos del Señor.




A través de él también nos llega a nosotros esa misma invitación. Invitación a la conversión, a dejarnos transformar por el Señor, a quitar esos vestidos de luto que antes decíamos y a vestirnos con las vestiduras de la gloria del Señor. No podemos hacernos sordos a esa invitación. No podemos dejar pasar ese hoy de Dios que llega a mi vida con su salvación. Viene a nuestro encuentro y nos trae vida y gracia.




No cerremos las puertas, no cerremos los oídos, no nos cerremos a esa gracia de Dios. Todavía quedan muchos trajes de luto y aflicción en nuestra vida. ‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios’.¿Nos creemos en el camino recto? ¡Ojalá! Pero si con sinceridad miramos nuestra vida nos daremos cuenta de cuántas cosas tenemos que corregirnos, cuántas tenemos que mejorar, cuántas tenemos que hacerlas nuevas en nuestra vida. ¿Sabéis una cosa? El camino que tenemos que recorrer – aunque sea preparar los caminos del Señor que llega a nuestra vida – no es otro que seguir el camino de Cristo mismo. El nos lo dice en el Evangelio.




‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida’. Es vivir a Cristo; es poner como una plantilla sobre nosotros – plantilla que es Cristo mismo – para calcar en nosotros la vida de Cristo. Preparar el camino del Señor no es otra cosa, entonces, que querer cada día conocer más y más a Cristo, para poder reflejarlo totalmente en nuestra vida. Y eso lo hacemos de su mano – El nos guía – y con la fuerza y asistencia de su Espíritu.Así, como nos dice hoy san Pablo en la carta a los Filipenses, ‘llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios’.




¿No tendremos que decir en verdad, como hemos cantado en el salmo, ‘el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres’? Como decía el salmista todos tienen que reconocerlo y así tenemos nosotros que proclamarlo a pleno pulmón. ‘Todos verán la salvación de Dios’.

sábado, 28 de noviembre de 2009

HOMILIA PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2009


No le podemos cortar las alas al Adviento.



Material de Reflexión Diseñado Por el Presbítero Padre Carmelo Hernández desde Tenerife España.


Jer. 33, 14-16; Sal. 24; 1Tes. 3, 12-4, 2; Lc. 21, 25-28.34-36


‘Al comenzar el Adviento aviva en tus fieles el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene… para que colocados a su derecha un día merezcamos poseer el Reino eterno…’Así hemos orado hoy al inicio del tiempo del Adviento.

Para mí el Adviento es un tiempo ilusionante y provocador de esperanza que nos hace tender la mirada hacia adelante y hacia arriba con metas de futuro en plenitud.Pero no le podemos cortar las alas al Adviento. No nos quedamos en la celebración gozosa de un recuerdo de algo pasado. Cuando nosotros los cristianos celebramos hacemos memorial.

En la memoria que hacemos del actuar de Dios, seguimos sintiendo presente esa acción salvadora de Dios pero siempre tendemos hacia la plenitud final. Por eso decimos memorial. Fijémonos cómo lo expresa la liturgia en la celebración de la Eucaristía en sus plegarias eucarísticas.

‘Al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos… te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia… y merezcamos por tu Hijo Jesucristo compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas’.

O como decimos en la otra plegaria eucarística ‘al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo… y esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria’, terminamos diciendo.Esa dimensión de nuestra celebración cristiana, de lo que es toda nuestra vida cristiana, la esperanza de alcanzar la plenitud eterna de la gloria de Dios, no la podemos perder de vista en el tiempo del Adviento.

Adviento, que es precisamente celebrar y fomentar la esperanza. Cuando preparamos la celebración de la venida del Señor en la carne aprendemos a vivir la esperanza de su venida definitiva, mientras seguimos sintiendo, viviendo y celebrando de forma sacramental su presencia salvadora aquí y ahora en nuestra vida.Por eso, como decíamos antes, no le cortemos las alas al tiempo del Adviento.

Y con frecuencia, tenemos que reconocer, que se las cortamos cuando dejamos coja nuestra navidad celebrando sólo un aspecto. Nos alegramos, hacemos fiesta, gastamos todas nuestras energías en el solo recuerdo gozoso de su nacimiento en Belén, que para muchos además se queda en una fiesta de familia, por muy hermosa y bonita que sea. ¿Dónde se nos queda la celebración gozosa del hoy salvador de Cristo en nuestra vida? ¿dónde se nos queda la esperanza de esa plenitud total de su presencia? Tengamos en cuenta todo lo que nos ha dicho hoy la Palabra del Señor. Despertemos, alcemos la cabeza, se acerca nuestra liberación, nuestra salvación.

Que finalmente nos sintamos más llenos de la salvación de Dios, cuando lleguemos a celebrar la Navidad.Decíamos al principio de nuestra reflexión que el tiempo del Adviento es un tiempo ilusionante, ilusionador. Y en verdad será así, si tenemos en cuenta todos estos aspectos que hemos mencionado, tratamos de conjugarlos bien para que estén presentes en nuestra celebración y nos esforzamos por vivirlos en todos los sentidos.

Es ilusionante poner esperanza donde parece que no hay esperanza, despertar la fe donde parece que se ha enfriado o se ha perdido, llenarnos del amor de Dios y poner más amor en nuestras relaciones, en ese mundo en el que vivimos para llenarlo de humanidad y ternura. Y a todo esto nos está invitando el Adviento.

‘Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y amor a todos…’ nos decía san Pablo.Viene el Señor y hemos de prepararnos para su venida, hemos de esperar con toda intensidad su venida. Pero, ¿nos preparamos? ¿tenemos esperanza? Más aún, ¿cuáles son las expectativas y las esperanzas hoy? Las que tenemos nosotros y las que puede tener nuestro mundo. ¿Se habrá perdido la esperanza y acaso nosotros los cristianos nos hayamos contagiado de ello?Los agobios de la vida por una parte – y en la situación concreta que vive nuestra sociedad hoy – y las rutinas en las que fácilmente caemos en la vida pudieran hacernos perder las esperanzas y las ilusiones más elementales. ¿Estaremos ya desencantados de la vida, como si estuviéramos de vuelta de todo? ¿Ya no esperamos que en verdad pueda haber algo nuevo para mí, para la Iglesia, para la sociedad? A mucha gente pudiera parecerle que Dios ya no tiene nada que decir ni que hacer en este mundo en el que precisamente parece que hubiéramos desterrado a Dios. Hasta se quiere celebrar la navidad hoy sin Dios, sin Jesús, sin nacimiento en Belén, sólo como una fiesta del invierno o del sol que nace y comienza a crecer.Jesús nos decía: ‘Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida y se os eche encima de repente aquel día… estad siempre despiertos pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del Hombre’.

Despertemos, no vivamos embotados con tantas cosas ni con las desesperanzas del mundo. Mantengámonos en pie y vigilantes. Con ilusión y con esperanza. ‘En aquel día suscitaré un vástago legítimo que hará justicia derecho en la tierra’, nos anunciaba el profeta. Algo nuevo quiere hacer el Señor en nosotros, en nuestra Iglesia, en nuestro mundo. Las maravillas del Señor se siguen realizando. Hoy viene el Señor con su salvación.

Por mucho que quieran algunos, a Dios no lo podemos desterrar de este mundo. Porque El está en medio de nosotros y nos quiere dar la vida en plenitud. Y nosotros con nuestra fe y con nuestra esperanza lo tenemos que hacer visible, presente en nuestro mundo para que todos lleguen a creer en El. Es importante cómo vivamos este tiempo de Adviento y cómo lleguemos a vivir la Navidad, porque tenemos que ser estrellas luminosas para los demás. Démosle profundidad, trascendencia a este Adviento que estamos comenzando a vivir sin cortarle las alas, como hemos dicho y repetido.

domingo, 1 de noviembre de 2009

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS. HOMILIA DE REFLEXIÓN


MATERIAL ENVIADO POR EL PRESBÍTERO PADRE CARMELO HERNÁNDEZ, DESDE TENERIFE ESPAÑA.


La fiesta de Todos los Santos es la fiesta de toda la Iglesia.


Apoc. 7, 2-4. 9-14; sal. 232; 1Jn. 3, 1-13; Mt. 5, 1-12


Una fiesta importante para los cristianos la que hoy celebramos. Una fiesta, podemos decir, de toda la Iglesia o, si queremos, una fiesta en que celebramos a toda la Iglesia. Me explico. Decimos que celebramos hoy a todos los Santos. ‘Nos has otorgado celebrar en una misma fiesta a todos los santos’, decimos en la oración litúrgica. Pues bien, por eso mismo, es la fiesta de toda la Iglesia.Nuestra mirada se dirige quizá en primer lugar a la ‘Jerusalén celeste, a la asamblea festiva de todos los santos que ya en la gloria del cielo eternamente alaba al Señor’. La Iglesia triunfante, decimos. Esa multitud incontable de la que nos ha hablado el Apocalipsis que cantan el cántico eterno de la gloria de Dios.Pero, como sabemos, muy unida a esta fiesta está la conmemoración que el día 2 de noviembre hacemos de aquellos que han muerto y que purificándose en el purgatorio esperan llegar también a la gloria del cielo. Nosotros nos sentimos también unidos a ellos y por ellos oramos para que pronto puedan ya participar de la Jerusalén celestial. Dicha conmemoración, como ya reflexionaremos en otro momento, es también para la Iglesia una fiesta y celebración de esperanza.Pero hoy también contemplamos y celebramos a la Iglesia que peregrina aún en la tierra, los santos que en medio de nosotros están caminando como nosotros peregrinos hacia esa patria del cielo; peregrinos todos nosotros que hemos de ser santos porque para eso fuimos consagrados en el Bautismo; nosotros que queremos ser santos y a pesar de nuestra debilidad y tropiezos queremos vivir en fidelidad al espíritu de las Bienaventuranzas que Cristo nos deja y enseña como verdadero camino de santidad.Cuando nos miramos a nosotros mismos tan pecadores nos pueden parecer utópicas estas palabras que ahora nos están sirviendo de reflexión. Pero tenemos que ser utópicos y soñadores que con ilusión y esperanza queramos recorrer ese camino. Nos hace falta mirar hacia lo alto, aspirar a alcanzar los más altos niveles de santidad porque no es propio de un cristiano que se toma en serio su condición quedarse en la mediocridad, en simplemente irnos arrastrando sin más, porque sería además la manera de que nunca lleguemos a alcanzar esas altas cotas de la santidad.Digo altas cotas, pero eso no significa que sean inalcanzables, porque además si nos fijamos bien en el evangelio Jesús no nos pide habitualmente heroicidades sino la fidelidad de las cosas pequeñas y sencillas que se hacen grandes por el amor. Es el camino de las Bienaventuranzas que hoy nos propone.Sin seguir adelante, dejadme deciros una cosa; las bienaventuranzas que Jesús nos propone son su autorretrato. Miramos el espíritu de las Bienaventuranzas y como al trasluz a quien estamos viendo a Jesús. En ellas está retratada su vida, sus actitudes, su entrega, su amor. Y a ese Cristo lo vemos caminando a nuestro lado, en medio de nosotros, en tantos que calladamente y con sencillez viven, quieren vivir el espíritu de las Bienaventuranzas.Jesús nos está diciendo que es el camino verdadero que nos lleva a la dicha, a la felicidad. Nos cuesta a veces entenderlo. Depende de verdad en lo que nosotros hayamos puesto como ideal o meta de felicidad. Cuando queremos impregnarnos del espíritu del evangelio quizá choquemos con la manera de pensar del mundo. Algunos no conciben que se pueda ser feliz si no tienen de todo como si la abundancia de las cosas o la posesión de las riquezas sea lo único que les diera la felicidad llenando así su vida de mil cachivaches sustitutivos de lo que les falta en lo más hondo; piensan en pasárselo bien en la vida despreocupándose de todo y de todos; sólo se preocupan de sí mismos no permitiendo que nada ni nadie interfiera en su vida con problemas o sufrimientos, porque eso les podía mermar su aparente felicidad; que nada ni nadie los haga sufrir; lo importante es ganar o estar en el pedestal de la fama del poder o de la gloria a costa de lo que sea; los problemas del mundo o de los demás, que cada uno se las arregle; sólo piensan en disfrutar y pasárselo bien.Claro que a quienes así piensan les puede sonar raro o inútil lo que Jesús nos propone, porque ellos no se van a complicar la vida. Pero ¿se es feliz así de verdad? ¿tendrán una felicidad duradera y que a la larga les haga sentirse bien por dentro? ¿no será todo vanidad y vacío interior?Nosotros queremos mirar el sentido de lo que Jesús nos propone en el evangelio y de manera especial en las Bienaventuranzas. Y, como decíamos antes, esa mirada no es otra que mirar a Jesús, mirar lo que Jesús hacía y lo que era en verdad su vida. Y queremos tener una mirada sincera, auténtica porque también nosotros sentimos la tentación de lo que describíamos antes en el espíritu del mundo; nos sentimos muchas veces atraídos por esos cantos de sirena. Y hasta podemos tener la tentación algunas veces de poner en duda las palabras de Jesús. Pobres y sin apegos, sintiendo hondamente la inquietud por los demás, por su bien, por su dicha y felicidad, aunque eso algunas veces nos haga sufrir; alejando de nosotros la malicia del corazón; haciendo nuestras las preocupaciones de los demás y queriendo poner nuestro granito de arena de cada día para que todos vivamos en paz; no temiendo el sufrir la incomprensión o el sarcasmo de los otros porque nosotros hayamos optado por una vida así; poniendo toda nuestra confianza en Dios, porque sabemos que es Padre, pero aprendiendo también a confiar en el hombre – cuánto necesitamos esa confianza de los unos en los otros – podíamos decir que son como traducción a hechos concretos lo que formula Jesús en la Bienaventuranzas; si lo hacemos así estaremos dando pasos y pasos muy certeros y seguros por el camino que nos conduce a la felicidad más plena, que nos conduce a una dicha sin fin.No se nos piden cosas extraordinarias sino que lo extraordinario está en esa fidelidad a esas pequeñas cosas con las que sabemos que en verdad estamos construyendo el Reino de Dios. Y queriendo vivir todo eso hay muchos a nuestro lado que muchas veces nos pasan desapercibidos, pero que ahí están calladamente construyendo el Reino de Dios. Son esos santos que hoy también celebramos, porque como decíamos también tenemos que echar una mirada y celebrar a los santos de nuestro alrededor. Que los santos que ya están en el cielo y que lo único que hicieron mientras peregrinaron por esta tierra fue el vivir el espíritu de las Bienaventuranzas de Jesús, sean para nosotros poderosos intercesores en el cielo para alcanzarnos del Señor esa gracia que tanto necesitamos y nos ayude a vivir ese camino de santidad, ese camino verdadero de dicha y felicidad.Por último decir que celebrar esta fiesta de todos los Santos no la podemos entender sin nuestra fe en la resurrección y en la vida eterna. Sin esta fe y esperanza todo lo otro podría carecer de sentido. Porque es en esa vida eterna, en ese cielo al que aspiramos donde podremos vivir esa felicidad total, en plenitud y por toda la eternidad con Dios. Por eso pediremos en esta liturgia que ‘pasemos de esta mesa de la Iglesia peregrina al banquete del Reino de los cielos’. Cuando comemos a Cristo en la Eucaristía se nos está dando en prenda la vida futura.

sábado, 24 de octubre de 2009

HOMILIA DEL DOMINGO 25 de Octubre 2009

¿Qué quieres que haga por ti?

Jer. 31, 7-9; Sal. 125; Heb. 5, 1-6; Mc. 10, 46-52

Material Gentileza del Presbítero Padre Carmelo Hernández, desde Tenerife España

De entrada decir que Jesús quiere llegar a todos con su vida y su salvación. ‘Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’, nos dice el evangelio. Pero para que todos puedan llegar hasta El y alcanzar la salvación, Cristo quiere valerse de nosotros. Lo malo sería que en lugar de ser mediaciones positivas seamos obstáculo que impida a algunos el encuentro con Jesús salvador. En resumen casi podríamos decir que es el mensaje que contemplamos hoy en el evangelio

.Jesús sale de Jericó acompañadote sus discípulos y de mucha gente. Como era normal entonces allí junto al camino hay un ciego pidiendo limosna, ‘Bartimeo, el hijo de Timeo’. Los hemos encontrado así a través de los tiempos en nuestras plazas, calles o caminos. Una discapacidad, su ceguera, que le impedía realizar cualquier trabajo, lo que le marginaba y hundía en la más absoluta miseria; lo único que podía hacer era pedir limosna al lado de los caminos a todo el que pasara. Una vida dura y triste. Aquel camino de Jericó era el camino habitual para quien subía a Jerusalén sobre todo con ocasión de la fiesta de la Pascua u otras fiestas judías en las que eran muchos los que afluían a la ciudad santa, ya vinieran desde Galilea por el valle del Jordán o vinieran desde la transjordania, más allá del Jordán. Un lugar apropiado para quien pidiera una limosna.

Pero la muchedumbre que en esta ocasión pasa junto al camino parece distinta a unos oídos acostumbrados a diferenciarlas diferentes personas y los grupos que lo cruzaban. A sus preguntas se entera que es Jesús, el profeta de Nazaret, que viene con sus discípulos y mucha gente. ‘Hijo de David, ten compasión de mí’, comienza a gritar.

¿Qué es lo que pide? ¿una limosna? Pero no pide a la gente, sino grita al profeta de Nazaret, al Hijo de David; grita por Jesús.Algunos, muy preocupados por escuchar las palabras del Maestro y que con estos gritos no le pueden escuchar claramente, le mandan callar. ¿Son una molestia sus gritos o más bien ellos una molestia, un obstáculo para que ese pobre ciego se haga oír por Jesús? El ciego grita más fuerte. ‘Jesús se detuvo y lo mandó llamar’. Ahora sí le dicen: ‘¡Ánimo, levántate que te llama!’ Con Jesús las actitudes tienen que cambiar.‘Soltó el manto – para ir hasta Jesús hemos de dejar atrás los impedimentos, todas las cosas que puedan ser estorbos para poder acercarnos con mayor prontitud – dio un salto y se acercó a Jesús’. Ahora había quien le llevara hasta Jesús.‘¿Qué quieres que haga por ti?’ ¿Qué le pediríamos nosotros a Jesús? El quiere escuchar nuestros anhelos y nuestras peticiones más profundas. Quizá meditando este pasaje del evangelio tendríamos que analizar muy bien qué es lo que tendríamos que pedir a Jesús.

¿Seremos nosotros como aquel ciego Bartimeo que le pedía ‘Maestro, que pueda ver’, o acaso como aquellos acompañantes le tendríamos que pedir un cambio de actitudes?Podríamos pensar en cómo estaba aquel hombre sentado al borde del camino. Es muy significativo. No veía y se había quedado sentado pasivamente al borde de la vida contentándose con suscitar compasión y pedir una limosna. Algunas veces nos hundimos fácilmente por problemas, carencias, debilidades, cosas que nos pasan. ¿Sólo queremos provocar compasión en los demás? Haría falta algo que nos levantara, nos hiciera sentir vivos de nuevo, salir de la pasividad, comenzar a dejar atrás negruras para ver de nuevo la luz. Quizá haya mucha negatividad en nuestra vida. Quizá nos sentimos aplastados por el peso del mal y del pecado que hemos dejado meter en nuestro corazón. En Jesús podemos encontrar esa luz, esa vida que necesitamos, esa mano que se nos tiende; en Jesús puede renacer de nuevo nuestra esperanza. ‘Hijo de David, Jesús Salvador, ten compasión de mí’.Pero podemos pensar también en los acompañantes de Jesús.

Como decíamos, quizá muy preocupados por escuchar las palabras de Jesús, sin embargo querían cerrar los ojos y los oídos para no ver ni oír a quien estaba al margen del camino. Incluso aquellas personas se habían convertido en obstáculo para que el ciego no molestara con sus gritos pidiendo ayuda. Pobrecito, quizá pensaban sintiendo lástima por aquel pobre hombre en su necesidad, pero de ahí no pasaba su compasión. Para ellos la vida de aquel hombre con su ceguera y sus gritos era una molestia. Quieren pasar de largo y que no los molestaran. No nos queremos molestar porque nosotros no nos queremos mezclar con cualquiera, esos que vienen de otros países, son de otra raza, tienen unas limitaciones o discapacidades, están enfermos o nos pueden contagiar. Nos hacemos insensibles, cerramos los ojos y pasamos de largo – podemos recordar también la parábola que Jesús propuso donde nos hablaba de aquellos que dieron un rodeo para no encontrarse con el malherido junto al camino -. Encima les echamos la culpa de su situación por que son unos desgraciados que no saben aprovechar lo que tienen o se les da.

Hasta somos capaces de decir cosas bonitas, hacer hermosas estadísticas o preciosos proyectos, pero que al final nos quedamos en nada como siempre.¿Qué le pediríamos al Señor, porque El también nos está pregunta que queremos que haga por nosotros? ‘Hijo de David, ten compasión de mí’. Transforma mi vida y mi corazón. Dame un corazón nuevo. Que se nos abran los ojos para ver, el corazón para sentir el latido del corazón del hermano que sufre a mi lado. Que nunca sea un obstáculo; que sea una mediación bien positiva para que Jesús llegue a todos, para que todos los ‘bartimeos’ que están a nuestro lado a través de mi puedan llegar a Jesús. ‘Tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino’. Es lo que nos tiene que suceder también hoy a nosotros. Que, porque con fe venimos hasta Jesús con nuestra cegueras, recobremos la luz de nuestros ojos, de los ojos de nuestro corazón, para mirar con mirada distinta, la mirada de Jesús. Para que también nosotros le sigamos por el camino, sigamos el camino de Jesús, caminemos tras sus huellas siguiendo sus mismos pasos, viviendo su mismo estilo de amor.

Que también dejemos atrás los mantos que nos estorban, son tantos y tantos los apegos del corazón, para que con prontitud sigamos a Jesús. Que podamos cantar en verdad ‘el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres’ porque así nos sintamos transformados, curados por Jesús. Que nos inunde la alegría de la fe, de la luz, de la vida de Jesús

sábado, 17 de octubre de 2009

HOMILIA DOMINGO 18 DE OCTUBRE 2007


Una diaconía de servicio que nos lleva a dar la vida


Is. 53, 10-11; Sal. 32; Heb. 4, 14-16; Mc. 10, 35-45


A todos nos gusta - ¿por qué no reconocerlo? – ser tenidos en cuenta, ser valorados, reconocidos y, podríamos decir, triunfar en la vida. Nos eleva la autoestima. Nos estimula en el desarrollo de nuestras cualidades y valores, para poner en práctica aquello otro que se nos dice, que hemos de hacer fructificar los talentos que Dios nos ha confiado.Esto que digo no está reñido ni en contradicción que lo que Jesús nos enseña hoy en el Evangelio.


Porque lo que nos quiere enseñar Jesús es el evitar que nos llenemos de tales ambiciones que lo que a la larga deseemos es estar por encima de los demás, ser considerados mejores o más importantes, y para lograrlo nos valgamos incluso de malas mañas como puedan ser los codazos o la manipulación de las situaciones o de las personas.Aquello que decíamos que nos agrada no es porque todo lo hagamos pensando sólo en nosotros o en nuestra ganancia personal.


Es que tendríamos que pensar en la repercusión social que tienen nuestros actos, porque somos seres sociales que hemos de vivir en plena y sana convivencia con los demás. Nuestros valores no están sólo en función de nosotros mismos sino que tienen una repercusión en beneficio de los demás. Creo que es el momento de profundizar en el mensaje que hoy nos ofrece el evangelio y toda la Palabra de Dios proclamada, y lo que es el sentido mismo de lo que hoy estamos celebrando, de lo que tiene que ser nuestra celebración cristiana.


Ya hemos escuchado el Evangelio con la petición, las ambiciones y hasta las manipulaciones de los hermanos Zebedeos. Comenzando por esto último, vemos que ellos se estaban valiendo de que eran parientes de Jesús para hacer esta petición y esto les podría dar ‘derecho’ a unas preferencias especiales – eso creían – o a unos puestos especiales en el Reino que Jesús estaba anunciando. Además el otro evangelista que nos relata este mismo hecho habla en el mismo sentido de la madre ambiciosa que hace las peticiones para sus hijos.¿Sería buena o sería mala la petición que hacen a Jesús? Podríamos pensar muchas cosas. Habían estado con Jesús desde el principio. En el cuarto evangelio vemos que Juan es uno de los que oyeron al Bautista y fueron él y Andrés los primeros que se vinieron con Jesús. Los otros evangelistas nos hablan de la orilla del lago y del paso de Jesús llamando primero a Pedro y Andrés y luego a Santiago y Juan que estaban con su padre repasando las redes después de la pesca. Cómo lo dejaron todo, las redes, la barca, su padre por seguir a Jesús para ser como luego les llamaría ‘pescadores de hombres’.


Ser reconocidos por esa prontitud no estaba mal, pero es que ellos pedían otra cosa, tenían otras ambiciones, que provocarían los comentarios y envidias de los demás discípulos. Querían ser los primeros, uno a la derecha y otro a la izquierda.Y es aquí donde Cristo quiere enseñarnos. Seguir a Jesús para estar junto a El, muy cerca de El, significaba un bautismo de sangre, un beber el cáliz de la pasión, les viene a decir. Y el aceptar ese bautismo y ese cáliz no se podía quedar en bonitas palabras o buenas intenciones. Eso tenía que traducirse en unas actitudes profundas de dar la vida. Actitudes que tenían que pasar por el servicio incondicional y total hasta llegar a ser capaces de dar la vida. No era cualquier cosa lo que Jesús les planteaba.Si Jesús les llega a decir que el que quiera ser grande, ‘sea vuestro servidor’, y el que quiera ser primero, ‘sea vuestro esclavo’, es porque el modelo lo tenemos en El.


’El Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos’. Como nos dice la carta a los Hebreos ‘se hizo en todo semejante a nosotros menos en el pecado’, pero es ‘el siervo que nos justificará a todos, porque carga con los crímenes de todos’.Así lo vemos a través de todas las páginas del evangelio. Porque el dar la vida no fue un acto puntual de un momento, no es un hecho aislado, sino la consecuencia de una actitud constante de servicio que envuelve toda su vida como su razón de ser.


El que veremos dando su vida en la cruz y muriendo por nosotros, fue el que pasó haciendo el bien, el que compasivo en todo momento ofrece salud y salvación, compasión para aliviar el dolor de los que sufren y perdón para rehabilitarnos de todo pecado y llenar de paz nuestro corazón; será el que nos hable de amor y de servicio, pero al que veremos de rodillas delante de sus discípulos para lavarles los pies.No seremos ya nosotros como los poderosos que por ser jefes tiranizan a los demás, no como los que se consideran grandes e importantes y por eso oprimen a todos. ‘Vosotros, nada de eso’, nos dice Jesús. Ese no puede ser nuestro estilo. Esa no puede ser nuestra vida. Mucho tendría que hacernos pensar este evangelio para que en verdad vivamos una diaconía de servicio a favor de los hermanos.Quisiera conectar esta reflexión con la jornada misionera que hoy estamos celebrando en toda la Iglesia. Podríamos decir que la Iglesia misionera es la expresión de esa diaconía de servicio que la Iglesia quiere ser para toda la humanidad. Y el mejor mensaje de servicio que ofrecemos es el anuncio de Jesús, su salvación a todos los hombres, a toda la humanidad. Es el regalo de la fe y del amor que la Iglesia ofrece a todos los hombres.


Es el regalo también de la esperanza. Al anunciar a Jesús queremos ofrecer la posibilidad de una nueva humanidad; queremos hacer una nueva humanidad, un hombre nuevo, una civilización nueva, la civilización del amor, como le gustaba decir a Juan Pablo II. Cuánto se va transformando el corazón del hombre y en consecuencia, cuánto se va transformando también nuestra sociedad cuando hacemos un auténtico anuncio de Jesús y de su Evangelio. Hoy se nos recuerda que somos una Iglesia misionera.Tenemos reciente, del pasado domingo, la canonización de varios testigos que supieron encarnar en su vida el mensaje del evangelio que hoy hemos meditado. Me quiero referir de manera especial al P. Damián de Molokai que todos quizá conocemos más, aunque podríamos referirnos también a los otros santos canonizados.


El P. Damián de Veuster se fue con los últimos, se unió a la vida de los últimos y de los que nadie quería, los leprosos de Molokai, hasta morir contagiado de la lepra con ellos y por ellos sin ni siquiera poder salir de la isla para buscar su propia curación. Es el testimonio vivo, el testigo con su vida inmolada del evangelio que hoy hemos escuchado. Supo plasmar en su vida lo que Jesús nos enseña hoy. Creo que nos sobran palabras y comentarios. ¿Aprenderemos a hacernos los últimos y servidores, a inmolar nuestra vida en el amor aunque no seamos reconocidos y valorados?.

MATERIAL ENVIADO POR EL PRESBÍTERO PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE ISLAS CANARIAS. TENERIFE ESPAÑA.

MATERIAL DE REFLEXIÓN ENVIADO POR NUESTRO AMIGO DANTE GUTIERREZ.


Conferencia de Pilar Sordo sobre “Cómo ser feliz en el siglo XXI”


30-09-2009 Casa Piedra – Auspiciado por ING Chile.


Pilar Sordo (PS) dice que se le ocurrió hacer una investigación en Chile y otros países sudamericanos en una conversación con su abuela que le dijo “...no entiendo por qué hoy la gente no se ríe y no se ve feliz, cuando en mi época teníamos que lavar de rodillas en bateas, hacer la comida desde cero porque no existía nada preparado ni en conservas, lavar pañales, encender la estufa con carbón, andar a pie o en micro, etc. etc...”. Entonces la investigación consistió en indagar ese por qué, es decir, por qué la gente no se ve feliz. Primero, descubrió que existe ‘un culto o respeto’ al mal genio. Es decir, la gente respeta y considera ‘importante’ a la gente que anda con el ceño fruncido o que no se ríe.

“En una revista aparecieron las fotos de los 10 Gtes. Generales de empresas que se ganaron el mejor lugar para trabajar en Chile: a lo más 3 sonreían”. Hoy si te ríes o llegas a la hora pareciera que no tienes nada que hacer, es decir, eres poco importante.


Los médicos, si atienden a la hora, es porque ‘no tienen pacientes’. Pareciera que hoy, el que se ríe es el que tiene que ir al psicólogo (“hazte ver”). La persona sonriente tiene que entrar a explicar por qué está así. Sin embargo, a la amargada no se le pregunta porque ‘eso es normal’. Imaginen el ejemplo a nuestros niños, no aprenden a sonreír. La sociedad será cada vez más seria. Segundo, existe el fenómeno de la “invisibilidad”: no vemos a las personas de nuestro entorno. No se ‘personifica’, nadie es llamado por su nombre, ni menos se saluda, especialmente a personas que otorgan servicios a nuestro alrededor como las que hacen el aseo, guardias de seguridad, el jardinero, etc. También la gente es conocida por lo que hace y no por lo que es. Días atrás fueron a instalarme una cortinas, me presenté y le pregunté el nombre al cortinero. El cortinero se quedó pensando y me dijo ¿sabe sra. Pilar yo casi no uso mi nombre porque yo soy “el de las cortinas”. Lo cierto es que cuando le preguntan el nombre a alguien, éste se asusta porque normalmente es para retarte o acusarte al jefe.


Un simple saludo puede ‘cambiar’ el ciclo de la sociedad, por ejemplo, el Guardia está todo el día ‘invisible’ llega a su casa de mal genio, violento, sin conversación familiar, nada nuevo. Un solo saludo puede cortar ese círculo, dándole un tema de conversación con la familia, llegando de buen humor a su casa. Cada uno de nosotros podemos hacer algo para cortar el círculo negativo. La gente que saluda, que es amable, que mira y respeta a los demás no se nota en el día a día, pasa ‘piolita’. Los que sí se notan son las personas agresivas, los que gritan y atropellan. Es decir, la sociedad fomenta este tipo de personas transformándose en modelos a seguir por los jóvenes. Incluso hoy se está “capacitando a las personas para ser amable”. En un Call Center te responden Buenos Días, mi nombre es Evelin, ¿en que puedo servirle? y la niña que dice esto no soporta su trabajo. Pregunté a los Guardias de A.París, que también deben saludar al entrar y salir cada cliente, si los clientes les respondían el saludo.


Por supuesto que no, pero me aseguraron que si le dijeran a algún cliente: “chao vieja e’mierda” se devolverían y le preguntarían el nombre, etc,. etc. Otro aspecto destacable es la anticipación de la desgracia. En Chile ‘lo bueno’ dura poco. A la embarazada la vecina le cuenta que la Juanita perdió la guagua y luego agrega “pero tu estás bien, ¿cierto?. Uno no sabe si fue a darle ánimo o a cagarla. ¿Cuántos hijos tienes? – todavía no tenemos - AH! Que bien, pero espérate cómo te va a cambiar la vida cuando tengas un hijo!!. Aprovecha de disfrutar (...que te va a durar poco)!!. Pasa mucho tambien que nos enteramos de las cosas cuando “no resultan”. Si una amiga empieza a salir con un mino, no le cuenta a nadie ...!! Sólo nos enteramos una vez que se termina la relación. Si alguien está postulando a un buen trabajo, no cuenta y uno se entera cuando no quedó seleccionado. También tenemos la característica (los chilenos) de no tener nunca la culpa. En el Supermercado una Sra. pasó a llevar unos tarros que se cayeron y siguió tal cual. Yo le hablé y le dije que se le habían caído los tarros y ella dijo “no, a mi no se me cayeron” ....Estuve media hora tratando que reconociera, hasta le pregunté a otro cliente si había temblado, para convencerla. Al final reconoció diciendo: bueno, alomejor, puede ser, no me di cuenta”. Otra costumbre que atenta contra la felicidad es esa manía de “guardar cosas”. Por ejemplo, manteles, copas, cuchillería, etc. etc.


Yo me crié creyendo que las aceitunas eran sólo para las visitas, y si mi apuran, también el maní. Lo peor de esto es ¿para quién o para qué se guardan estas cosas? ¿para las visitas que no sabemos quienes son ni cuando vendrán? Por último, si supiésemos quienes son los podríamos llamar para decirles que se apuren en venir para usar esas cosas ...!. Mi papá (con vergüenza) me contó que iba a botar una botella de champagne vencida que compró cuando yo nací hace 43 años atrás, es decir, nunca la uso para celebrar algún logro mío. Y así estamos todos, paralizados esperando que el resto empiece a hacer algo, que salude, etc. Que hacer, cómo ser feliz: Primero “Decidir” ser feliz. Es una decisión personal sonreír, ser amable, saludar, ver a las personas, ser positivo y no hacerle caso a los que cagan la onda, a los mal genio, a los que no saludan, etc. Ser feliz con las desgracias reales incluidas. Uno puede andar contento o sonriente aunque tenga penas o tristezas (ejemplo, a Pilar se le murió el marido y anda dando charlas ....”feliz de la vida” dice una vieja mal hablada... pero ya se va a dar cuenta que se le murió el marido y ...). Segundo “Ser agradecido”.


Si yo pregunto cómo fue tu día ayer y me dices como todos, común y corriente ¿has pensado en la ducha caliente, en la cama blanda con ricas sábanas, en que vas a alguna parte y te subes al auto, o en la comida, o que tu familia está con buena salud, etc. etc.? Pues debes tener claro que todo eso no lo tienen todas las personas, más de la mitad del planeta no tiene agua caliente para bañarse. Y Vivir el Presente. Disfrutar del hoy y ahora. No ducharse pensando en lo que voy hacer o dejé de hacer, si no disfrutando la sensación del correr del agua por nuestro cuerpo.


NO CREAMOS NI PRACTIQUEMOS EL DICHO: “EN LA BOCA DE LOS TONTOS ABUNDA LA RISA”

martes, 13 de octubre de 2009

MES DEL SANTO ROSARIO.UNA OPORTUNIDAD PARA ORAR

"La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar “los misterios de Cristo”.

La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo”. La meditación de estos misterios conduce a la contemplación, pues, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor Jesús, a la unión con Él”.

“El rezo del Santo Rosario, con la consideración de los misterios, la repetición del Padrenuestro y del Avemaría, las alabanzas a la Beatísima Trinidad y la constante invocación a la Madre de Dios, es un continuo acto de fe, de esperanza y amor, de adoración y reparación”.Hasta ahora se ha considerado como la mejor definición del Rosario, la que dio el Sumo Pontífice San Pío V en su "Bula" de 1569: "El Rosario o salterio de la Santísima Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor".

El Rosario consta de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías, en recuerdo de los 150 Salmos.La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la más importante de todas.El Rosario esta compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal.En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que la meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre.

Estos quince misterios se han dividido en tres grupos: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos.La oración verbal consiste en recitar quince decenas (Rosario completo) o cinco decenas del Ave María, cada decena encabezada por un Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los misterios del Rosario.La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos.

Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.Entre las varias formas y modos de honrar a la Madre de Dios, optando por las que son mejores en si mismas y mas agradables a Ella, es el rezo del Santo Rosario la que ocupa el lugar prominente. Vale la pena recordar que entre las variadas apariciones de la Santísima Virgen, siempre Ella ha insistido en el Rezo del Rosario. Es así como, por ejemplo, el 13 de Mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de Iria, la Santísima Virgen insiste con vehemencia el rezo del Rosario a los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres videntes.Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe, eleva la mente hasta las verdades divinamente reveladas, nos invita a la conquista de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles, promueve las virtudes y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podría decirse que es la oración más fácil para los sencillos y humildes de corazón, es la oración mas especial que dirigimos a nuestra Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.

El Santo Rosario prolonga la vida litúrgica de la Iglesia pero no la sustituye, al contrario enriquece y da vigor a la misma liturgia. Es por ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la religiosidad popular que contiene un gran tesoro de volares que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia.El pueblo latinoamericano es profundamente Mariano, reconoce con una gran sabiduría popular católica, que plegamos a Jesús Salvador a través de Maria Santísima su Madre y desde los mismos tiempos del descubrimiento y de la conquista de América, se genero una gran devoción por la Virgen Maria; en Ella, nuestros pueblos siempre han mirado el rostro maternal de quien nos trajo la salvación y con la primera manifestación explicita de la Reina del Cielo en tierra americana, con rostro y figura de mujer mestiza, en México, se acrecentó aun mayor el amor y la devoción a ella en todos los países hispano parlantes, reconociéndola como nuestra propia Madre, llena de amor, de misericordia y de piedad para con sus hijos.

Sentimiento que va en relación directa con el origen mismo de la Maternidad Divina: Maria es Madre de Dios Redentor es también verdaderamente la Madre de todos los miembros de Cristo, porque Ella colaboro con su amor a que nacieran en la Iglesia, los creyentes, miembros de aquella cabeza que es Cristo.

El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santo Rosario

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LA IMPORTANCIA DE LA CLASE DE RELIGIÓN CATÓLICA EN NUESTRAS ESCUELAS.



Escrito por auladereli 8 Septiembre 2009


La
Congregación Vaticana para la Educación Católica

Ha enviado una carta circular a los presidentes de las conferencias episcopales en la que se abordan algunas cuestiones relacionadas con la Enseñanza Religiosa en la Escuela (ERE), recordando algunos principios ya recogidos en la enseñanza de la Iglesia sobre los siguientes aspectos:
El papel de la escuela en la formación católica de niños y jóvenes
Naturaleza e identidad de la escuela católica
La enseñanza de la religión en la escuela
Libertad educativa
El
capítulo más amplio es el tercero, el referido a la enseñanza de la religión en la escuela, pues la carta quiere recoger la preocupación de la Iglesia por el hecho de que la ERE se haya convertido en un "objeto de debate" en muchas ocasiones y porque algunas legislaciones "tienden a reemplazarla por una enseñanza del hecho religioso de naturaleza multiconfesional o por una enseñanza de ética y cultura religiosa, también en contraste con las elecciones y la orientación educativa que los padres y la Iglesia quieren dar a la formación de las nuevas generaciones".
Transcribimos a continuación la síntesis que la propia carta facilita de lo expuesto en el citado capítulo III:
- La libertad religiosa es el fundamento y la garantía de la presencia de la enseñanza de la religión en el espacio público escolar.
- Una concepción antropológica abierta a la dimensión trascendental es su condición cultural.
- En la escuela católica la enseñanza de la religión es característica irrenunciable del proyecto educativo.
- La enseñanza de la religión es diferente y complementaria a la catequesis, en cuanto es una enseñanza escolar que no solicita la adhesión de fe, pero transmite los conocimientos sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana. Además, enriquece la Iglesia y la humanidad de laboratorios de cultura y humanidad.
Todo el documento me parece de gran interés, pero quiero destacar la tercera afirmación de esta síntesis, pues considero muy necesario no renunciar en el debate público a "enraizar" la legitimidad de la presencia de la ERE en la escuela en la naturaleza del ser humano. Como se dice en el nº 10 de la carta: "la enseñanza de la religión en la escuela constituye una exigencia de la concepción antropológica abierta a la dimensión trascendente del ser humano".
En ese mismo número 10, también creo que merece la pensa destacar la manera en que se expone cómo la enseñanza de la religión tiene también consecuencias en la educación cívica de los alumnos (muy oportuno para algún que otro debate en nuestro país…): "La formación moral y la educación religiosa también favorecen el desarrollo de la responsabilidad personal y social, así como de las demás virtudes cívicas, y constituyen pues una relevante contribución al bien común de la sociedad".


Para facilitar la lectura del documento, he generado el siguiente archivo en PDF:
Carta vaticana sobre la ERE (105)

Se puede acceder a la lectura de la carta manteniendo los enlaces a otros documentos en la web del Vaticano.

MATERIAL JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES EN ESTE MES DE OCTUBRE 2009


Un año más nos diponemos a celebrar el Domingo Mundial de las Misiones. Como siempre, desde la web de OMP ofrecen diversos recursos para reforzar el sentido misionero de la comunidad eclesial a través de esta Jornada. Podemos encontrar, entre otros materiales:

El Mensaje del Papa para la Jornada
La explicación del simbolismo del Lema y el Cartel
Material multimedia
Guiones para Clase de Religión. Primaria Secundaria
Lamina para colorear
TOMADO DESDE EL BLOG:

Santa Sede reduce a estado laical a sacerdote promotor de Medjugorje




La Santa Sede decidió reducir al estado laico al promotor de las supuestas apariciones marianas de Medjugorje (Bosnia), el ahora ex sacerdote franciscano Tomislav Vlasic.

La historia de estas apariciones, aún no reconocidas por la Iglesia Católica, comenzó en 1981 en este pueblo bosnio, donde seis niños dijeron haber visto a la Virgen María. Pronto, el entonces P. Vlasic se presentó como el director espiritual de los "videntes" y señaló que la Virgen los ha visitado unas 40 mil veces en los últimos 28 años.



Aunque las apariciones no cuentan con el reconocimiento oficial de la Iglesia Católica, miles de fieles peregrinan anualmente al lugar.



Por su parte, el Ministro General de los Franciscanos, Padre José Rodríguez Carballo, señaló que Vlasic también ha sido retirado de esta orden; y precisó que la laicización de este ex sacerdote le prohíbe cualquier tipo de ministerio público o hablar sobre temas religiosos, incluyendo las supuestas apariciones de Medjugorje, bajo pena de excomunión.



Fuentes confiables sostienen que Vlasic estaba bajo sospecha de "herejía y cisma" y estaba acusado de "propalar doctrinas cuestionables, manipular consciencias, misticismos sospechoso, desobediencia a las órdenes legítimas y desacato contra el sexto mandamiento".



Tras haberse negado a cooperar con la investigación, estuvo confinado por un tiempo a un monasterio en L'Aquila (Italia), donde le fue prohibido toda comunicación, incluso con sus abogados, sin el previo consentimiento de sus superiores.



Desde que en 1981 en las cercanías de Medjugorje supuestamente se apareció la Virgen, esa aldea croatobosnia se ha convertido en un próspero lugar turístico visitado por millones de peregrinos, aunque el Vaticano nunca ha reconocido tales "apariciones marianas".



Seis niños pastores, hoy adultos, afirmaron entonces que se les había aparecido la Virgen con el niño Jesús en brazos, según la versión de los franciscanos de esa zona, y desde entonces transmite mensajes periódicamente.




TOMADO DESDE:


sábado, 10 de octubre de 2009

EL FESTIVAL A SU SANTIDAD YA SE ACERCA. Aquí las Bases de Participación 2009


BASES DEL XXI FESTIVAL DEL PAPA DE LA PARROQUIA DE RINCONADA DE SILVA. AÑO 2009


LEMA: “EN EL AÑO SACERDOTAL, HONREMOS AL PAPA EN SU FESTIVAL.”

1. ARTÍCULO PRIMERO: Del tema en competencia.
1.1 Tema popular religioso católico, dedicado a la Santísima Trinidad, o al Padre celestial; o al Hijo; o al Espíritu Santo; o a la Santísima Virgen; o al Santo Padre; o a la Misión; o a la Eucaristía; o al sacerdote.
1.2 La letra y música deben ser conocidas, de cualquier compositor católico, en todas sus categorías.
1.3 Todas las canciones deberán venir escritas a máquina en 5 copias, más una lista, de los integrantes, si es grupo y del interprete y su lugar de procedencia; más una grabación en un CD del tema. Todo dentro de un sobre sellado.
2. ARTICULO SEGUNDO: De las categorías.
2.1 Las categorías se dividirán en:
a. Infantil, hasta los 15 años.
b. Juvenil adulto.
3. ARTICULO TERCERO: De la inscripción y otros.
3.1 Las canciones pueden ser interpretadas en forma individual o grupal.
3.2 La inscripción puede ser en la oficina Parroquial o al e-mail:
parroquiarinconadadesilva@yahoo.es
3.3 Las canciones han de ser entregadas antes del martes 20 de octubre, en la Parroquia de Rinconada de Silva.
3.4 En cada categoría se premiará la mejor canción e interpretación. El premio Festival es el Galvano Festival.
4. ARTICULO CUARTO: Del lugar, las fechas y el valor de las entrada
4.1 Este Festival se realizará en el Colegio F-97, ubicado en Calle 21 de Mayo con Calle del Río, cruzando el puente 21 de Mayo, los días sábado 24 de octubre (desde las 16 hrs.) y el domingo 25 de octubre (desde las 15;30 hrs.)
4.2 El valor de las entradas es el siguiente:
Adulto $500.-
Niños $200.-
4.3 Para mayor información, sírvase recurrir a la Parroquia de Rinconada de Silva, al fono 501138, celular 92483771 P. Juan Cortés, e-mail:
parroquiarinconadadesilva@yahoo.es

NOTA:
· Los participantes al concurso y al show no cancelan la entrada, SUS ACOMPAÑANTES SÍ.
· Podrán presentarse otros tipos de expresiones artísticas, como: Mimos, Danzas, Representaciones artísticas, Poesías. Manteniendo siempre el contenido del Lema y Objetivo. Con un tiempo máximo de 15 minutos. ESTAS CATEGORÍAS NO VAN A CONCURSO, SOLAMENTE AL SHOW.
· El Objetivo General de este Festival es: LA EVANGELIZACIÓN A TRAVÉS DE LA CULTURA.

SE ACERCA EL FESTIVAL DEL PAPA. Aquí las Bases del Concurso de Dibujos


BASES DEL CONCURSO DE DIBUJO DEL XXI FESTIVAL DEL PAPA
DE LA PARROQUIA DE RINCONADA DE SILVA
LEMA: “EN EL AÑO SACERDOTAL, HONREMOS AL PAPA EN SU FESTIVAL”


OBJETIVO: Motivar e interesar a los niños de la Catequesis de primera Comunión y escolares de 5 a 14 años a través del dibujo, sobre la persona del Señor, del Papa, de la Santísima Virgen, el Sacerdote y la Misión.

PARTICIPANTES: Pueden participar todos los niños que se encuentren en catequesis de primera Comunión el presente año, Monaguillos, y alumnos de colegios nacidos entre 1995 y 2004.

ESPECIFICACIONES TÉCNICAS:


1. El tema a desarrollar debe tener relación con el lema o con el Objetivo del Festival.
2. Los trabajos se podrán realizar en hojas de block, chico o grande-
3. La técnica a utilizar es libre: lápiz de color, témpera, acuarela, etc., para todas las categorías.
4. Los trabajos deberán identificarse al reverso con los siguientes datos personales:
a. Nombre completo.
b. Edad y fecha de nacimiento.
c. Colegio o capilla que representa.
d. Dirección personal.
e. Fono / e-mail
Nota: Sin estos datos, NO ENTRAN AL CONCURSO.


RECEPCIÓN DE TRABAJOS: Pueden entregarlos al encargado de Capilla, o a la Parroquia de Rinconada de Silva. A más tardar, el día VIERNES 23 DE OCTUBRE.

PREMIACIÓN: Los trabajos serán exhibidos en el Colegio de 21 de Mayo, como una forma de realzar y motivar la asistencia al Festival del Papa.

Se premiará los tres primeros lugares de cada categoría. (El criterio seleccionador será la originalidad), el día domingo 25 de octubre.
Las categorías son:
· De 5 a 6 años
· De 7 a 9 años
· De 10 a 12 años
· De 13 a 14 años.


¡PARTICIPA REPRESENTANDO A TU CAPILLA O COLEGIO!

EN LA SEMANA DE LA FAMILIA SE REALIZO EN LA DIOCESIS UNA EXCELENTE CONFERENCIA PARA LAS FAMILIAS


En San Felipe más de 200 personas asistieron a Conferencia sobre la FamiliaCon un éxito de convocatoria se realizó la Conferencia dictada por el Padre polaco Marek Burzawua y que fue organizada por el Obispado de San Felipe, en el marco de la celebración de la Semana de la Familia.


El pasado 08 de octubre se realizó la Conferencia denominada “La familia. Su realidad actual. Desafíos a la acción pastoral de la iglesia” y que dictó el actual Vicario Episcopal para la Familia de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, padre Marek Burzawa, con un marco de público superior a las 200 personas.

En el Salón de actos del Colegio Vedruna de San Felipe se reunieron a partir de las 19 horas para conversar sobre el fortalecimiento de la familia y el matrimonio. En la oportunidad, el conferencista dijo que es importante que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la realidad que vive la familia chilena, “sólo así podemos ofrecer acciones concretas para ayudarlas”.

En cuanto al fortalecimiento, manifestó que este fenómeno se puede dar mediante varios ámbitos, vale decir, desde el gobierno, los políticos, la Iglesia, y los propios padres, todos debieran estar en la misma sintonía.El padre Burzawua formuló un llamado a todas las familias en relación a que estamos hechos para vivir en familia y Dios nos ha llamado para vivir en el matrimonio.

“El ser humano se realiza en su vida familiar y matrimonial, los jóvenes no deben tener miedo al compromiso”.La conferencia estuvo presidida por el Obispo de Aconcagua, monseñor Cristian Contreras Molina y tuvo una duración de una hora y media aproximadamente.

El público presente quedó muy conforme con la calidad de la exposición, los que incluso al término de la conferencia realizaron algunas preguntas al Padre Marek Burzawa, las que fueron respondidas al momento por el sacerdote.

Mc 10,17-30

Recibirá cien veces másEl seguimiento de Cristo no sólo nos promete la felicidad eterna junto a Dios en el cielo, sino también la felicidad en esta tierra.

El episodio del joven rico, que nos propone la liturgia hoy, suele entenderse como un llamado a optar entre el gozo pasajero que ofrecen las riquezas de esta tierra y la felicidad eterna. En realidad, la opción es entre ese efímero gozo y la felicidad verdadera que da Cristo también en esta tierra. La felicidad que da Cristo es grande en esta tierra y luego plena en el cielo.

Lo que ofrecen los bienes de este mundo no es la felicidad y, en todo caso, dura sólo el tiempo de esta vida.El joven rico era un judío observante. Cuando Jesús responde a su pregunta sobre el modo de alcanzar la vida eterna, diciendole: «Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes...», él le aseguró: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Estaba entonces ya bien.Pero, dice el Evangelio que Jesús «lo amó». De pocas personas se puede decir eso. Lo dice el Evangelio del discípulo amado, de Lázaro y de sus hermanas Marta y María. De los demás, a quienes el Evangelio llama «los suyos», lo dice en general: «Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1).

Porque amó a ese joven de manera particular, por eso Jesús quiere darle la felicidad plena, la que comienza en esta tierra y alcanza su plenitud en el cielo. Y para eso le faltaba sólo una cosa: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme». La reacción de ese joven seguirá causando profunda pena a todas las generaciones de cristianos: «Él, abatido por esas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchas posesiones». No es que él haya perdido la vida eterna –esto no lo sabemos, aunque alcanzarla le va a resultar más difícil que lo que cuesta a un camello pasar por el ojo de una aguja–; lo que sí sabemos es que perdió la felicidad en esta tierra: «Se fue entristecido». Las posesiones que ese joven tenía no podían darle la felicidad en esta tierra, porque la felicidad no está allí. Esas posesiones le daban tristeza e insatisfacción. Por eso, pregunta: «¿Qué más tengo que hacer?».Es un error pensar que para alcanzar la felicidad eterna hay que renunciar a ser feliz en esta tierra. ¡Es, justamente, al revés! Para alcanzar la felicidad eterna hay que empezar a gozar de ella aquí en la tierra.

Lo que es cierto es que la felicidad en esta tierra no la conceden las riquezas. La felicidad consiste precisamente en no dejarse esclavizar por ellas y estar libres para seguir a Cristo. Si las riquezas de este mundo pudieran proporcionar algún gozo, entonces, dejarlas por Cristo y por el Evangelio proporciona un gozo -en esta tierra– cien veces mayor. Es una declaración solemne de Cristo: «Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna».

En las persecuciones, allí estaría el detalle que empaña tanta bondad. ¡No! Las persecuciones sufridas por Cristo y por el Evangelio son la fuente mayor de felicidad en este mundo.Comprender esta enseñanza de Jesús hasta el punto de ponerla en práctica (lo otro no es verdadera comprensión), eso es la sabiduría. Pocos la poseen. Su valor es tan grande que el autor del Libro de la Sabiduría escribe: «Preferí la sabiduría a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza... Todo el oro, a su lado, es un poco de arena y, junto a ella, la plata vale lo que el barro... Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables» (Sab 7,7-11).

Este domingo el Santo Padre canoniza en Roma a cinco santos. Uno de ellos es el Padre Damián de Molokai. Él tenía muchas posibilidades de disfrutar de los bienes de este mundo. Pero eligió ir a la isla Molokai (Islas Hawai), donde se había reunido a todos los leprosos, para anunciarles a Cristo y ayudarlos a morir santamente. Fue feliz allí. Contrajo la lepra y de ella murió a los 49 años.

Él escribía a sus amigos: «Mi mayor dicha es servir al Señor en sus pobres hijos enfermos, repudiados por los otros hombres». Y, una vez contraída la lepra: «Estoy feliz y contento y, si me dieran a escoger la salida de este lugar a cambio de la salud, respondería sin dudarlo: Me quedo con mis leprosos». ¡Qué contraste con el joven rico! Si lo hemos entendido es que se nos ha concedido la sabiduría.

† Felipe Bacarreza RodríguezObispo de Santa María de Los Ángeles

HOMILIA DEL DOMINGO 11 de OCTUBRE 2009.




¿Cuáles son nuestras aspiraciones, la verdadera sabiduría de nuestra vida?




Sap. 7, 7-11; Sal. 89; Heb. 4, 12-13; Mc. 10, 17-30


Material de Reflexión del Evangelio del Domingo, Enviado por nuestro Amigo el Presbítero Padre Carmelo Hernández Desde Islas Canarias. Tenerife España.

Se cantaba hace unos años una canción que en cierto modo reflejaba lo que eran las aspiraciones normales de la gente ¿la recordáis?, ‘tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor…’ Era algo así lo que decía. Muchas veces escuchamos a la gente decir ‘si yo tengo salud, lo tengo todo…’, pero detrás de esto quizá, unos lo confiesan y otro no, también está lo de aquella película ‘si yo fuera rico…’
porque en el fondo también apetecemos el dinero, la riqueza, la suerte y cosas así.Con esto que estoy diciendo de alguna forma estoy planteando cuáles son en verdad las aspiraciones que tenemos en la vida. Que no digo que para todos sea eso que hemos dicho de la salud, el dinero o la suerte, pero sí es bueno que con sinceridad, poniendo la mano en el corazón, nos los planteemos. Porque aunque seamos buenos y tengamos buenos ideales o metas en la vida, algunas veces se nos entremezclan otras muchas cosas.
Eso es lo que vemos hoy también en la Palabra de Dios.Efectivamente la Palabra que escuchamos este domingo nos plantea esos interrogantes por dentro y quiere iluminar nuestra vida, como siempre quiere hacerlo la Palabra de Dios. Decir de entrada, con lo que nos ha dicho la Carta a los Hebreos que ‘la Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo… y juzga las intenciones del corazón’. Bueno es que recordemos esto porque algunas veces queremos escuchar una Palabra desangelada y nos molesta cuando toca la fibra más íntima de nosotros mismos en aquello que quizá más nos duele. ¡Que no se meta en esas cosas!, protestamos algunas veces.Al preguntarnos por nuestras aspiraciones y deseos nos estamos preguntado por la sabiduría de nuestra vida.
Sí, la sabiduría no es simplemente las muchas o pocas cosas que hayamos aprendido o sepamos, sino que es algo más hondo que viene a definir el sentido que le hayamos dado a nuestra vida. Por eso nos hemos de preguntar ¿cuál es nuestra sabiduría? ¿qué sabiduría le pediríamos a Dios?Es proverbial la sabiduría de Salomón en el Antiguo Testamento y hasta Jesús nos dice en el evangelio que la reina del Sur, de Saba, vino a conocer la sabiduría de Salomón, cuya fama había traspasado todas las fronteras del mundo antiguo. Fue lo que le pidió a Dios cuando el Señor le dice que le pida lo que quiera. ‘Da a tu siervo, le responderá Salomón, un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien…’ Lo que fue del agrado de Dios. Hoy la primera lectura – y es un anticipo que nos prepara para escuchar el evangelio – nos ha hablado de la Sabiduría, ‘del espíritu de Sabiduría, preferida a cetros y tronos y en su comparación tiene en nada la riqueza…
todo el oro a su lado es un poco de arena y junto a ella la plata vale lo que el barro… la quise más que la salud y la belleza…’ termina diciéndonos. Ahí vamos teniendo respuesta a lo que nos planteábamos desde el principio, aunque fuera recordando viejas canciones. Y todo esto nos prepara para el evangelio. Ahí encontramos lo profundo del mensaje. Un mensaje que nos presenta a un hombre inquieto, que es bueno, que se hace preguntas importantes en su interior, que no estaba satisfecho con el mero cumplimiento y aspiraba a algo más, aunque luego sus apegos le impidan dar el paso adelante.Iban de camino – una vez más se nos presenta esta imagen significativa de ir de camino siguiendo a Jesús - cuando alguien se presenta y pregunta: ‘Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?’ La petición o pregunta es importante. No busca satisfacciones para el momento, pregunta por la vida eterna. Hay que subrayar como algo muy positivo el llegar a hacerse esa pregunta.
No todos se la hacen porque vivimos demasiados apegados al presente. Y es que además, a la respuesta de Jesús – ‘ya sabes los mandamientos…’ – él responde que los ha cumplido desde pequeño. Es bueno, pero no se contenta con lo bueno que ya hace. Para él no es sólo cumplir. Aspira a más. ‘Jesús le mira con cariño’, se emociona, nos dice el evangelista. Viene lo difícil, la meta alta que Jesús propone. Más tarde nos dirá que ‘para los hombres es imposible, pero no para Dios’. Luego, contando con Dios, dejándonos conducir por El, con la fuerza de su Espíritu no es algo irrealizable. Más nos dirá Jesús cuando nos señala que para quien lo ha dejado todo ‘en la edad futura tiene asegurada la vida eterna’. ‘Una cosa te falta, le dice Jesús, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme’. Desprenderse de todo, de estos tesoros materiales, para tener un tesoro en el cielo. Desprenderse de todo para compartir con los pobres, para seguir, liberados de todo apego, a Jesús. ‘A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico’. Quien venía con ilusión de algo grande, no fue capaz de dar el paso que le pedía Jesús. Sus riquezas, sus posesiones, sus cosas estaban muy apegadas a su corazón. ‘¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!’ Pero los ricos no son sólo los que tienen muchos bienes o riquezas, sino los que tienen muchos apegos de los que no saben desprenderse. ¿Eres pobre o eres rico? Quizá te consideres pobre porque no tienes grandes riquezas ni bienes, pero analiza bien cuántos apegos tienes en tu corazón.
Cuántas cosas de las que no te quieres desprender. Cuántas cosas sin las cuales no te puedes pasar porque, dices, serías un infeliz. Cuántos sueños y cuántos castillos en el aire construidos en tu mente y tu pensamiento que no te llevan a nada. Cuántas cosas que te quitan el sueño sin ser realmente importantes. Cuántas rutinas que no te dejan levantar el vuelo. Cuántas cosas que te atan a una vida monótona y te impiden plantearte qué más puedes hacer. Cuánto quedarte sólo en el cumplimiento y en el vacío interior… Mucho más podríamos decir.
Despréndete, despójate de cosas innecesarias; interrógate por dentro y no temas dar el paso a más. Seguir a Jesús no es quedarnos en una vida ramplona y rutinaria. Encuentra en Jesús la verdadera sabiduría que dé auténtico sentido y valor a tu vida.