miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL ROSTRO DE JESÚS A TRAVÉS DEL ROSTRO DE MARÍA. MES DEL ROSARIO



El cristiano tiene necesidad de contemplar el rostro de Cristo porque está llamado a ser un testigo suyo en medio del mundo en que vive. Juan Pablo II, en su carta apostólica sobre el rosario, nos dijo que “rezar el rosario no es otra cosa que contemplar con María el rostro de Cristo”.

No hay duda de que María nos ayuda a contemplar el rostro de Cristo, porque nadie como ella se ha dedicado con tanta asiduidad a la contemplación del rostro de su Hijo: María vive mirando a Cristo y tiene en cuenta cada una de sus palabras: “María guardaba todo esto en su corazón y lo meditaba”, afirma el evangelista Lucas. Los recuerdos de Jesús, impresos en su alma, la han acompañado en todo momento y la han llevado a recorrer con el pensamiento los diferentes episodios de su vida al lado del Hijo. Aquellos recuerdos son los que han sustituido, en cierta manera, el rosario que María ha recitado constantemente en los días de su vida terrenal.

La contemplación del rostro de Cristo ha de llevarnos a configurarnos con él. El apóstol Pablo habla de “revestirse de Jesucristo” y pide coherentemente: “Tened los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo”. En el recorrido espiritual del rosario, basado en la contemplación incesante del rostro de Cristo, la configuración con él la consigue el cristiano introduciéndose de manera natural en la vida de Jesús y compartiendo, de alguna manera, sus sentimientos.
De los muchos misterios de la vida de Cristo, el rosario tan sólo considera unos cuantos, que hasta la publicación de la carta del Papa antes citada eran los de gozo, los de dolor y los de gloria.
Sin embargo, para resaltar el carácter cristológico del rosario, Juan Pablo II añadió algunos acontecimientos de la vida de Jesús que permiten contemplar también los misterios de la vida pública del Maestro entre el bautismo y la Pasión. Durante su vida pública es cuando los misterios de Cristo se manifiestan de una manera especial como misterios de luz. En concreto, son estos: el bautismo de Jesús en el Jordán, la presencia de Cristo en las bodas de Caná, el anuncio del reino de Dios, la transfiguración de Jesús en el Tabor y la institución de la eucaristía. Son los cinco nuevos misterios llamados de luz.
El rezo del rosario marca el ritmo de la vida humana. Es la implicación antropológica de esta oración cristológica y mariana, porque quien contempla a Cristo recorriendo las etapas de su vida, también descubre en él la verdad sobre la persona humana. La gran afirmación del Concilio Vaticano II es ésta: “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”. Resiguiendo el camino de Cristo, el creyente se sitúa ante la imagen del hombre auténtico.

El anhelo de la paz es hoy particularmente sentido por todos. El rosario es una plegaria orientada por su misma naturaleza a la paz, por el hecho mismo de que contempla a Cristo, príncipe de la paz. Y el rosario es también una plegaria de la familia y para la familia, ya que contemplando a Jesús cada uno de los miembros de la familia recupera la capacidad de volver a mirarse a los ojos, de comunicarse, de solidarizarse, de perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. La familia que reza unida, permanece unida.

La carta apostólica citada formula una invitación cordial dirigida a todos a fin de que hagamos una experiencia personal de que “el rosario marca el ritmo de la vida humana, a fin de armonizarla con el ritmo de la vida divina, en comunión gozosa con la Santísima Trinidad, destino y anhelo de nuestra existencia”.

+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona

CAMPAÑA DE PROMOCIÓN Y ORACIÓN DEL SANTO ROSARIO. PREPARANDO EL MES DEL SANTO ROSARIO


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Misterios Gozosos (lunes y sábado)
1. La encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 30-32, 38)
2. La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. (Lc 1, 39-43)
3. El nacimiento del Hijo de Dios. (Lc 2, 6-11)
4. La Presentación del Señor Jesús en el templo. (Lc 2, 22-25, 34-35)
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo. (Lc 2, 41-47)
Misterios Luminosos (jueves)
1. El Bautismo en el Jordán. (Mt 3, 13, 16-17)
2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná. (Jn 2,1-5)
3. El anuncio del Reino de Dios llamando a la conversión. (Mc 1, 15, 21; 2,3-11)
4. La Transfiguración del Señor. (Mt 17, 1-3, 5)
5. La Institución de la Eucaristía. (Jn, 13, 1; Mt 26, 26-29)
Misterios Dolorosos (martes y viernes)
1. La Oración del Señor en Getsemaní. (Lc 22, 39-46)2. La Flagelación del Señor. (Jn 18, 33, 19;1)
3.- La coronación de espinas. (Mt 27, 29-30)
4. Jesús carga con la cruz. (Mt, 27, 31; Jn 19, 17; Mc 15, 21)
5. La Crucifixión y Muerte del Señor. (Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19, 33-35)
Misterios Gloriosos (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor. (Mt 28, 5-6)2. La Ascensión del Señor. ( Lc 24, 50-51; Mc 16, 20)3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch 1, 14; 2, 1-4)4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. (Ct 2, 10-11, 14)
5. La Coronación de la Santísima Virgen. (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1)